Celler Mas Ramoneda

Historia del vino

Sarmiento, cepa, vid, VIDA, viñedo, parra, bacillar, majuelo. Mas Ramoneda

No me digas más: ¡buenos días!
digues: bon vi tinguis!
( Abú Nuwás )


Noé y el vino

Sobre la tierra se hace el VINO, y las palabras que lo nombran vienen del alumbramiento de la viña y de la distancia de los vivos, porque la vid y la vida (Vite) son la misma raíz, el mismo tacto de la lengua, la misma forma en otro tiempo perdurable. Los antepasados de Armenia iniciaron el camino a la más antigua bodega, seis mil años antes de Cristo, en el monte Ararat, allí donde Noé varó su barca, el decimoséptimo día, del séptimo mes, después del Diluvio Universal.

Entonces, dijo Dios a Noé:
“Sal del Arca, con tu mujer, tus hijos
y las mujeres de tus hijos…”
(…)
Noé se dedicó a la agricultura
y fue el primero que plantó una viña.

Los antepasados, descendientes de Noé y de los hijos de Noé, vagaron por el sarmiento en flor y los granados. Comieron pan mojado de la lluvia y pasaban la noche entre las uvas doradas. El clima de Ararat respira por encima de setecientos metros marinos, y tiene el brillo del sol trescientos días al año, y el aroma y el azúcar de la vid. Hay 30 tipos de suelo distintos.
Hesíodo (s. VIII – VII a. de C.) habla, el primero, en Los trabajos y los días, de la vid, de la cosecha y del prensado, fundamento de los sabores primarios. Dice que en Grecia el VINO se bebía mezclado con agua y se acamaba en odres ( utervini )o pellejos de cabra, untados interiormente con pez vegetal. Las Ascolias (fiestas dionisias), toman precisamente su nombre del griego askos, “odre”. El askoliasmos consistía en permanecer el mayor tiempo posible sobre un odre lleno de vino, untado con aceite.

El ánfora y el barro

En el antiguo Egipto reposaba en ánforas de barro. El barro recobra el origen del hombre sobre las lindes del agua y del VINO.
En Roma, los romanos, caídos de sus torres, lo introdujeron en barriles de roble (Quercus). Del Quercus suber (alcornoque) salen los corchos a tapar el aliento de las sombras envinadas.
El roble y la fuerza vienen del mismo origen: robur. El robledal comienza el día, derecho y limpio, seco, de corteza y de bellota. El roble tiene el árbol de la sabiduría en la rama que vertebra vida nueva. Zeus y Hera llevan coronas de roble, y del roble salieron las primeras revelaciones proféticas. Así lo atestigua Platón en su Fedro. Y Ovidio habla de robles que hablan en Las metamorfosis. Y Apolodoro, que Atenea protegió la nave de Jasón con un madero de roble dotado de voz.
El roble hueco en las fábulas alquímicas guarda la materia virginal de los filósofos. En las ramas del roble crece el muérdago. Para los pueblos nórdicos es donde reside la vida: aun cuando caen sus hojas, el muérdago conserva su verdor. Según Plinio, la verdadera razón por la que los druidas adoraban el muérdago era porque la creían una planta caída del cielo, y el árbol sobre el que caía era el elegido de los dioses.
Y los dioses eligieron el roble para conservar el VINO, porque, por encima de la connotativa liturgia literaria, es rico en estructuras celulares (Tilosas) que impermeabilizan la madera.
En la barrica del roble se cuece la lenta oxidación del VINO, y los desiertos se hacen de arena.En el barro y la barrica, los enemigos inventan amigos y se cambian de balcón para ver el encantamiento del líquido sagrado.

La copa y el vino. Transubstanciación

Nada sabe como esa lenta premonición del trago lánguido y definitivo, temblorosa luz de los relámpagos, más allá del sentido y de los labios.
Nada sabe como esa VIEJA SEDA ROJA en el universo de la copa, adonde acude la noche oscura. La breve combadura por el centro, como armadura dulce de mujer, porque pervivan los aromas, y la boca ancha, abierta al vuelo ácido, a fin de observar mejor los matices y los brillos del NÉCTAR.
El VINO, que habita entre nosotros desde hace casi siete milenios fugitivos, devuelve la certeza a los hombres, cuando atardece, de que ellos también atardecen entre las hojas de la parra, según la costumbre, y él, húmedamente, el instante, el surco, el final del fruto, permanece.
El VINO se vuelve ritual, alquimia, mágica tristeza del reino de los tristes, regocijo del corazón en los alegres, medicina que cura los humores: Hipócrates lo usó como desinfectante, y Galeno, como tonificante y estímulo digestivo.
Según la Biblia, el VINO es uno de los dones incluidos entre las bendiciones que Yahveh dio a la humanidad.
Y fue Cristo, según el evangelio de Juan, quien realizó la primera señal, en Caná de Galilea, al transformar el agua en VINO.

Por aquel tiempo, se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino”. Jesús le responde: “Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora”. Dice su madre a los sirvientes: “haced lo que él os diga”. Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Les dice Jesús: “Llenad las tinajas de agua”. Y las llenaron hasta arriba. “Sacadlo ahora, les dice y llevadlo al maestresala”. (…)

Y fue Cristo, en la última cena con sus discípulos, quien compartió el pan y el vino, antes de su muerte. Ese momento dio origen al sacramento de la Eucaristía y, desde una interpretación teológica, se produce la transubstanciación: el pan y el vino se hacen su cuerpo y su sangre.

Metafísica del vino

Como dice Walter Benjamin, mientras haya mendigos, habrá mitología.
Es la metafísica del vino, su simbología, la sangre, la inmortalidad, la vida, la ofrenda. Es la mitología y la literatura báquica:
Gilgamesh es un poema épico de 1800 a. de C. escrito o revisado por un sacerdote erudito, Sin-leqi-unninni, (¿existido?, ¿inventado?)en dialecto acadio, basado posiblemente en originales sumerios. El poema es uno de los relatos más antiguos de la literatura universal. En él, Gilgamesh entra en el reino del Sol y halla un viñedo de piedras preciosas. De él bebió el jugo de sus uvas.
Homero, a través de Odiseo, nos advierte, sin embargo, de los peligros del abuso del vino, en el canto XIV :
Pues, el vino es una cosa loca. Provoca que el más sabio entre los hombres cante y sonría como una niña; lo atrae engañado a la danza y le empuja a decir bruscamente aquello que debería permanecer silenciado.
Noé fue el primero de los hombres en plantar vides, pero cuando bebió vino en exceso, se embriagó, quedó tendido en medio de su carpa y fue también el primer hombre briago.
La leyenda recogida por La Mishná hebrea dice que la vid era el árbol del bien y del mal. Dentro de la numerología, el cinco representa el conocimiento superior. Y cinco pepitas tiene la manzana prohibida. Y cinco extremidades, la hoja de parra, el primer vestido de la historia.
Salomón, hijo del rey David y Betsabé, reinó durante cuarenta años y, durante su reinado, se construyó el primer templo de Jerusalén. A él se le atribuye la autoría de los textos bíblicos: Libro del Eclesiastés, Libro de los Proverbios y Cantar de los Cantares. En el Corán es considerado uno de los más grandes profetas. Los musulmanes lo llamaron Sulayman. En el Tanaj (conjunto de los 24 libros de la Biblia hebrea ) se le conoce como Jedidías. Salomón, de corazón sabio y entendido, poseía cualidades hechiceras, y encarceló a los demonios del desierto.
He aquí algunos versos del Cantar de los Cantares de Salomón, uno de los libros de la Biblia y del Tanaj. Cantar por excelencia, libro de libros. Aunque tradicionalmente las religiones judía y cristiana han atribuido a Salomón la autoría, la arqueología supone que la obra debió de componerse en el s. X a. de C.,y los cinco primeros libros de la Biblia no se compusieron hasta el s. VII a. de C. Así que resulta algo improbable que Salomón lo compusiera. No obstante, la mitología y la ciencia andan a la greña y, casi siempre, prevalece el carácter legendario de la literatura).
Esto canta:

… La viña está en flor.
… maravillosas tus caricias, hermana mía y esposa. Más que el vino maravillosas.
… Bajo al jardín de los nogales para ver la viña florecer y los granados brotar.
… Ah, tus senos son racimos de vid, y de manzanos el olor de tu aliento.
… Y tu boca tiene la dulzura del vino.
… Amigo, ven, salgamos al campo,pasaremos la noche entre los huertos. Allí te daré mi leche.Por la mañana veremos si la viña ha florecido.

El vino prohibido, la poesía y Mas Ramoneda

Abú Nuwás (s. VIII), (s. VIII), el gran poeta árabe del vino y de lo homoerótico escribió:
No me digas más: ¡buenos días! Di: ¡buen vino tengas!
Y en otro de sus poemas:

Mejor delicia que todo eso es un vino fresco
escanciado en ronda por un diestro copero.
Largo tiempo estuvo en el fondo del tonel
hirviendo sin que jamás una llama lo tocara..
Los murmullos del fermento semejaban
la lectura de un sacerdote ante la cruz (…)

Hafez de Shiraz, poeta persa (1325 – 1389), místico sufí, poeta de corte, celebra en sus poemas los placeres del vino, de la caza y del amor. Para muchos iraníes, los trabajos de Hafez son más importantes que el propio Corán.

Con el vino de anoche cantando en mi cabeza.
Al amanecer buscaba la taberna,
aunque medio mundo en la cama dormía.
Y el arpa y la flauta sonaban todavía,
creando un placentero canto matutino:
Ya estaba llegando la copa de vino(…)
Hafiz, la vida es un enigma, abandona:
NNo hay otra respuesta que esta copa.


Pablo Neruda,de quien cabe decir lo que de él dijo un día Gabriel García Márquez: “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”, canta así, en su Oda al vino, seducido por el Cantar de los Cantares:

(…) Amor mío, de pronto
tu cadera
es la curva colmada de la copa,
tu pecho es el racimo,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
tu ombligo sello puro estampado en tu vientre de vasija,
y tu amor la cascada
de vino inextinguible,
la claridad que cae en mis sentidos,
el esplendor terrestre de la vida (…)


Mas Ramoneda trata de seguir la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido, porque valora la simbología del vino, la mixtura literaria con su calidad.
Mas Ramoneda va más allá del aspecto físico de los caldos. En sus bodegas renace el cuerpo místico de la vid. Busca el refinamiento de los sentidos (vista, gusto, olfato) en el bebedor que, cada día, escoge más que encuentra, elige más que señala. Busca el bebedor no instintivo, sino reflexivo, que forme parte del acervo cultural del vino, que mire hacia la viña primigenia y redescubra su mitología. Ello aporta un aroma añadido a sus productos. Ya no solo importan las cualidades objetivas, sino la reminiscencia de las tradiciones..
Mas Ramoneda une la estrategia mercantil con el lenguaje del vino. Fermenta en la misma botella el ritual del consumo (el mito, el misterio) con la calidad. Roland Barthes decía que creer en el vino es un acto de compulsión colectiva.
Creer, he ahí la mágica palabra, la religión, una aptitud de vida. Creer en las bodegas de Mas Ramoneda es un acto de fe.

Agustín de Andrés Ferrero
Professor, escriptor i poeta